He jugado a: Pirate Borg

Actualmente no tengo demasiadas ocasiones para jugar a rol, esa es mi realidad. Como diría Jesús Cañadas «la paternidad es el asesino del rol» pero en mi caso no es el único. El adulting, la vida familiar, el necesario descanso que todo eso conlleva y por supuesto, cuadrar horarios con una mesa para jugar son obstáculos muchas veces insalvables para mi.

Así que después de llorar un rato con obviedades que seguro que son el pan de cada día para mucha gente, diré que ¡tataaachán!… ¡he conseguido jugar una partida de rol online! Siempre he dicho que el online no es mi medio natural, ya que la mesa física me produce otras sensaciones en el estómago, pero lo cierto es que desde que la pandemia me obligó a no ponerme exquisito, he disfrutado también de grandes sesiones online.

En esta ocasión ha sido a Pirate Borg y su escenario Enterrados en las Bahamas con Víctor Romero a los mandos emitiendo en directo en su canal, junto a Óscar Peña y Pedro como compañeros de tropelías. Ni que decir tiene que con semejante mesa, jugar es una auténtica delicia. Es un grupo con cientos de horas de experiencia en todo tipo de rol online y jugar junto a ellos siempre me ayuda a soltarme y disfrutar como si estuviese en un parque de atracciones. Como partida veraniega ha sido muy refrescante y la verdad es que cada semana esperaba con ganas el momento de dejar el día a día atrás y zambullirme en es esta ficción de buscavidas saqueador de tesoros en un caribe lleno de peligros.

Pirate Borg es un juego que huele a sudor y salitre

Para los que seguís el canal de Víctor, os puedo confirmar que es tan buen DJ como parece desde fuera, con una manera de narrar super inmersiva y cinematográfica, así como una gran capacidad de improvisación. No hay más que ver la de comentarios cariñosos que se pueden leer en la primera sesión de la partida en YouTube, celebrando el regreso de las partidas al canal. Se nota que es un DJ seguido y respetado por un público fiel. Además, ha preparado el escenario con Foundry y la verdad es que es una gozada poder jugar con los mapas, la iluminación activa y tanto la ficha como las tiradas automatizadas.

En cuanto al juego, como el resto de los tipo «Borg», el Pirate Borg destila espíritu OSR, con personajes sencillos que se pueden hacer al vuelo con cuatro pinceladas. A mi con el trasfondo del caribe oscuro, donde los PJ son marineros buscavidas y bajo el mar se esconden horrores, ya me tenían ganado. Es una ambientación que promete diversión y grandes dosis de acción y horror con olor a salitre y… cosas podridas que no deberían existir. La analogía con las películas de Piratas del Caribe es clara.

Las mecánicas del juego son sencillas, lo que lo vuelven muy ágil y (tirada d20 con dificultades 6/12/18 a la que se aplica modificador de característica, sin habilidades) aunque puede resultar mortal, cambiar de personajes para una banda de piratas no debería ser mucho problema, ya que además en este tipo de juegos el disfrute y el ingenio del jugador cuenta un poco más que la propia interpretación del PJ. Es un estilo de juego en el que me siento muy cómodo, con interpretación, sí, pero también metajuego para pensar y tomar algunas decisiones relevantes. Una manera de jugar muy disfrutona y que me trae ecos de aquellas primeras partidas de rol en mi adolescencia.

Pincha en la imagen para empezar a ver nuestra partida en el canal de YouTube de Víctor Romero.

A lo largo de las cinco sesiones que ha durado el escenario, hemos tenido todo lo que se puede esperar de la incertidumbre del azar para averiguar las consecuencias de nuestros actos. Desde pifias en el peor momento a críticos que nos han concedido grandes ventajas y que han tenido su peso en la partida (que grande es jugar a rol cuando sufres o disfrutas con algunas tiradas extremas). Eso sí, la mecánica de la Flor en el culo (grandísimo nombre y muy bien traído para una ambientación oscura de piratas), nos permitió esquivar algunas de las peores consecuencias (aunque no se puede decir lo mismo de algún que otro PNJ, eh… Jo “Alboroto”??), repitiendo alguna tirada o bajando el nivel de dificultad de otras.

Pero principalmente, lo que más he disfrutado de esta partida es sentirme parte de un grupo de personajes grises, que me ha recordado un poco a la crepuscular banda de Dutch en el videojuego Red Dead Redemption 2, peleando por su propia supervivencia y haciendo a veces cosas buenas… y otras no tanto. Ese feeling me ha acompañado durante todo el escenario y al terminar me ha dejado con ganas de saber qué aventuras aguardarán a Petronella «Caos», Jo «Alboroto» y Maurits «Quintilla» en este inquietante caribe oscuro… No sé si lo llegaré a averiguar, pero supongo que la mejor sensación con la que uno puede terminar una buena aventura es que pasen los días y sigas pensando en ella… y yo creo que seguiré durante un tiempo tirado en una de esas playas bebiendo ron hasta el amanecer.

Soy el autor de "La Sombra de Saros", la campaña de rol de horror lovecraftiano. Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, Máster en diseño y producción editorial por la Universidad de Salamanca y el Grupo Santillana. Rolero a perpetuidad...